Una mañana oí en la radio a una locutora desear #suerte a un alto dirigente político de nuestro país. Tras dar las gracias afirmó «la vamos a necesitar».
No quiero reflexionar, que podria, sobre los dirigentes que tenemos que se ponen en manos de la suerte para solucionar los problemas del país. (Indignacion…pausa… respiración…me centro en la tarea y continúo)
Quería hablar más sobre lo arraigado que está el concepto de la #suerte como para normalizarlo en un contexto tan crucial.
A veces, nos decimos, es sólo una forma de hablar. Aunque ya sabemos que nuestra forma de hablar es la forma con la que vemos y afrontamos nuestro mundo, y eso marca.
#Suerte, azar, casualidad, fortuna, avatares, #destino,….
Múltiples representaciones de algo que considero problemático. Dejamos nuestra vida en manos externas, nos quitamos el poder, la posibilidad de manejar lo que hacemos con lo que nos pasa. Nos convertimos en víctimas o agraciados de unas vicisitudes incontrolables e incontrolados.
Cuando insisto en este debate alguien siempre me acaba diciendo «y el que se encuentra un boleto de lotería en el suelo premiado, ¿no es suerte? «. Mi respuesta suele ser que el décimo estaba a la vista de todas las personas, que todas han pasado de largo menos esa, que se ha agachado, lo ha cogido, lo ha guardado y ha ido a mirarlo. Hacer todo eso le ha supuesto un esfuerzo que al resto de las personas no les ha convenido hacer. No es suerte.
Y entonces, ¿ahora qué podemos hacer para que los astros nos sonrian si no existe la #suerte?
Esforzarnos. Tener claros nuestros objetivos e ir a por ellos. Paso a paso, poco a poco. Con el ritmo adecuado. Escalón a escalón se avanza en el sentido que anhelamos. Descansando en los rellenos. Tomando aire. Observando la perspectiva nueva que tenemos de nuestro objetivo tras los pasos dados.
Dependemos de nuestro trabajo. Como leí hace poco «lo único que cae del cielo es la lluvia». Lo demás es fruto de dedicación, trabajo, esfuerzo,…
Poner el foco en la importancia que tenemos en nuestra vida, y valorar después ese esfuerzo. Pensar que la consecución de nuestro objetivo ha sido fruto de factores externos no ayuda a conseguir las fuerzas para lograr otros.
Juan Carlos Serrano
Psicólogo Sanitario. Coach.
Colaborador de la Escuela de Emociones